lunes, 11 de octubre de 2010

CRISIS


No hago más que escuchar que estamos viviendo una de las peores crisis económicas de la historia. Crisis bursátil, crisis financiera, de la construcción, laboral, crisis de conciencia… En definitiva; crisis de la comunidad y del individuo. Y para colmo… cada uno con su crisis interior.

Y es que el mundo universo es ya una crisis. Del Big Bang surgió una crisis galáctica, y desde entonces todo es un gran caos. El ser humano es una contradicción es sí mismo: nace sin haberlo pedido, sin saber porqué, haciéndose preguntas. Cada individuo lleva su cruz y hace su “vía crisis”.

Para los males de la economía ya hay muchos expertos… Ya llegará el momento de preguntarnos por estos y de responder con la acción; pero ¿Quiénes tienen que resolver los del alma? Sinceramente, creo que la “superchería” y la fe, para quien le sirva… A mí ya no. Para mí, los poetas, los pensadores y los músicos tienen la repuesta. Creo firmemente que así es. Por algún lado habrá que respirar, y me temo que no será por los caminos de la política, la religión o la economía, sino en el ámbito de la sensibilidad, la creatividad y la imaginación.

Los libros, la música, la ciencia… nos acompañan en los momentos difíciles de nuestra vida, logran que no nos sintamos solos. Con ser buena compañía les basta y así para el creador de sueños e imaginaciones nunca resulta inútil el esfuerzo.
Todo cambia a un ritmo vertiginoso, está acabando una era, la era contemporánea que nació con las revoluciones del XVIII y el XIX, y hasta aquí hemos llegado. Estamos entrando en otra época, que no sé si llamar digital, o funeral, que se manifiesta en la crisis de pareja, de la comunicación, de la economía, de los paradigmas científico-técnicos, de la creatividad, de la música, de la política… Entramos en la era de “El si fuera”…

Lo único que parece estar fresco como una lechuga es Internet. Lo está absorbiendo todo, marca un antes y un después. Todo se hace por internet, desde transacciones financieras de alto rango hasta buscar pareja. Que viva la “internetional”.
Pero internet y las nuevas tecnologías no han abolido todo el concepto de creatividad; aún existe gente que, (como yo, y esto sí que es paradójico) necesitan de canciones, de libros, de cine… artefactos que cuentan una historia o emocionan. En efecto, abolir “lo creativo”, sería como abolir el mismo sentido de la presencia del ser humano en el planeta Tierra. Las canciones y los poemas son necesidades del ser humano para justificar su existencia y entenderla. Si eso desaparece no quedará nada. Todo sería una paradoja galáctica, una gran tomadura de pelo.

Y es que pese a todo el “bicho” humano no cambia. Es el mismo hoy que hace siglos: una extravagancia con patas. Es la conciencia de que el universo existe, el testaferro de éste. Tiene los mismos miedos, los mismos dolores, las mismas dudas que ayer… Algo como la expulsión de los gitanos rumanos de Sarkozy no es anecdótico. No es que la Historia se repita, es que siempre es lo mismo. Sólo nos quedan los eufemismos, palabras diferentes para nombrar lo mismo. El bicho humano es un hijo de puta para sí mismo. Y pese a todo seguimos en la brecha, y aún tenemos posibilidad de ser sorprendidos y de sorprender. Aún sabiendo todo lo que he mencionado antes, hay cosas que nos indignan leyendo un periódico o viendo las noticias. Hacernos saltar de la silla es cada vez más difícil, ya que el tiempo pesa y somos conscientes de que es dificilísimo cambiar esto. Pero cuando la consciencia nos da punzadas vemos que puede vencer la propagación de la estulticia, la apoteosis de la estupidez. No se puede estar en esta época, con todo lo que ha ocurrido en el mundo, y ser más idiotas que nunca. Y eso si que nos da miedo.

Solo nos queda la creatividad, para todo, para buscar la felicidad individual y común. No podemos escurrir el bulto por asumir nuestra naturaleza… debemos “luchar-caminar” “junto-contra” ella; aceptándola y conviviendo con la posibilidad de joder a los demás pero procurando no hacerlo. Y para ello hay una fórmula para nada mágica… No hagas nunca lo que no desees que te hagan a ti y piérdete por las páginas de un libro, por las notas de una canción o por la piel de la persona amada.

lunes, 26 de julio de 2010

TU NOMBRE EN EL CRISTAL


El tiempo soñador agitará sobre mí su varita mágica arqueada.

Haciéndome consciente de ese vil asesinato de siluetas,

Patinadores que llegan del cielo

Y se posan lentamente en la charca helada

Deletreando tú nombre sobre el hielo

En el jardín una luna congelada.


Desaparece tú nombre forzando una intensa espera.

La charca se hace pequeña y ambiciono congelar el mar

Tú pelo se parece a la hierba del prado sobre la marea

Y las gotas de agua sobre mi espejo

Perfilan tu nombre: …EVA.


Mis frágiles piernas empiezan a fallar.

Aritmética de los sentidos

Froto el agua y exhalo un suspiro sobre el cristal.

Aún más nítido aparece y comienzo a sollozar

Y pienso que el espejo ha de quedar congelado

Con tu nombre en él plasmado.


¿Cómo encontrará mi garganta la navaja de afeitar?

¿Cómo aseare mi cara al despertar?

No importa. Que hay más bello que tu nombre, para que refleje un cristal.

martes, 25 de mayo de 2010

CRISIS DE MANERA SENCILLA


No es normal que publique algo en mi Blog que no haya escrito yo; pero esta explicación de la crisis me pareció bastante peculiar y por eso quiero compartirla con vosotros.


LA CRISIS


La crisis financiera explicada de manera sencilla.


Heidi es la propietaria de un bar en Berlín, que ha comprado con un préstamo bancario. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.

Nota: Pero en realidad, no le entra en caja ningún dinero físico.


Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes.


Como sus clientes no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.

Nota: Pero en realidad, es un margen de beneficios virtual, ficticio; la caja sigue estando vacía de ingresos contantes.

Un empleado del banco más cercano, muy emprendedor, y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor, y decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar.

Nota: ¿Vais pillando la dimensión del castillo de naipes?

En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en "bebida-bonos", "alco-bonos" y "vomita-bonos" bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.


Nota: El castillo de naipes crece y crece y no para de crecer, pero todo es camelancia; no hay detrás solidez monetaria que lo sustente. Todo son "bonos", es decir, papelitos que "representan" tener valor siempre y cuando el castillo de naipes se sostenga.


Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que, por cierto, despiden pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar a Heidi el pago de su préstamo bancario; y Heidi, a su vez, exige a sus clientes el pago de las deudas contraídas con el bar.


Pero, claro está, los clientes no pueden pagar las deudas.

Nota: ¡¡¡Porque siguen sin tener ni un céntimo!!! Han podido beber cada día en el bar porque "se comprometían" a pagar sus deudas, pero el dinero físico no existe.

Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota.
Nota: Y Heidi pierde el bar.

Los "bebida-bonos" y los "alco-bonos" sufren una caída de un 95% de su valor. Los "vomito-bonos" van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.


Las compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia.

Nota: Porque los proveedores de vinos y cervezas también le fiaban a Heidi, creyendo que estaban seguros de que cobrarían con creces al cabo del tiempo. Como no han podido cobrar dado que el dinero no existe, la deuda de Heidi se los ha comido a ellos.

El gobierno interviene para salvar al banco, tras conversaciones entre el presidente del gobierno y los líderes de los otros partidos políticos.


Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios.

Nota: Que es lo que de verdad ha pasado. Con los impuestos de los ciudadanos inocentes, los gobiernos han tapado el agujero financiero creado por la estupidez de los bancos.

¡Por fin! ¡Una explicación que entiendo!

jueves, 22 de abril de 2010

El Hastío.


Una vez hace épocas, donde moraban las brumas del mar vivía un niño. Sin padre, sin madre; todos estaban muertos. En aquel lugar nadie seria jamás abandonado.

En el mundo entero todo era ese niño, pero como era un niño se aburría por lo que pasaba las horas buscando algo. Buscaba juegos, buscaba seres vivos, buscaba un padre y una madre. Buscaba cosas que dieran sentido a esa soledad. En siglos no había encontrado nada. Continuó su búsqueda, por el día y la noche y ya que nadie ni nada parecía existir sobre la faz de aquella tierra, pensó: -“Quizás he de subir al cielo, la Luna siempre me mira amistosa, así que esperaré al anochecer”. Aquella noche ascendió hasta la Luna y cuando finalmente se posó sobre ella comprobó que se trataba de un pedazo de madera putrefacta, y quedó desencantado. Pensó entonces: -“El Sol, siempre me dio calor y luz… al amanecer me posaré en él.

Al despuntar el día él fue al sol y cuando se posó sobre él, el sol era un girasol marchitado y estaba perdiendo sus pétalos. No había tenido mucha suerte, así que decidió ir a las estrellas. Pensó: -“Algo tan pequeño y tan bello siempre me ha de sorprender”. Cuando se puso delante de las estrellas, estás salieron corriendo por que eran muy desconfiadas y no se fiaban de un niño tan viajero. Sobresaltado por la reacción de las estrellas corrió tras ellas pero solo pudo atrapar la estela de la más pequeña y lenta. Entonces decidió hacer arena con la estela de la más lenta y la puso en un macetero de madera de luna y plantó una pipa de girasol de sol. Orinó sobre ella y nació un endrino.

Entonces bajó con su endrino a la Tierra, y allí seguía todo solitario. El aburrimiento era tal que arrancó hojas de endrino, las enrolló y se fabricó un cigarro. Tras esto, cortó una rama y frotó la madera para hacer fuego, encendió su cigarro y absorbió con fuerza inusitada y el pelo se le tornó en blanco, el macetero se convirtió en un pote de orina volcado y volvió a sentirse solo… eso sí ya no paró de fumar y la bruma aún se hizo más espesa.

Esta es su historia.

martes, 30 de marzo de 2010

En el cajón.


El tiempo es el tiempo, la bruma se dibuja en él.
Todo lo que ha pasado tiene su razón de ser
creíste que todo es paulatino y no hay nada que puedas controlar.
Luchaste contra el encuentro y concluiste que la batalla estaba perdida,
esa fue tu victoria.
Al final lo que te quedará será lo que nosotros queramos,
lo puro,
sin subterfugios,
lo que seamos capaces de guardar en el cajón.

sábado, 16 de enero de 2010

EL CACHORRITO


El silencio no pudo ayudar a Antoine a conciliar el sueño aquella noche, por ello no parecía asustado ni sorprendido cuando el magnetofón-grabador de Sara se posicionó entre su cara y la de la periodista. Aquella mudez, sin duda, era oriunda del mismísimo infierno, habían pasado ya nueve días desde el terremoto y esa había sido la única noche en la que el llanto no había paseado su estribillo desesperante por las calles de la zona sur de Puerto Príncipe.

Antoine había trabajado durante toda su vida como conductor de un autobús destartalado que realizaba el recorrido hacia el interior y la República Dominicana por la autopista 102. Entonces llegó la crisis del 2004 y la caída del gobierno de Jean-Bertrand Aristide. No fue lo único que se perdió en Haití aquel año; Chantal, su esposa, moría acribillada a balazos en una calle de la capital. Fue entonces cuando abandonó su empleo para criar a su hija Mary. La intervención de su primo Pierre Rigueur, que era profesor en la Universidad del Estado de Haiti, le ayudó a conseguir un empleo de conserje en el Museo Nacional de la Caña de Azúcar, en el Boulevard 15 de Octubre; y era aquí donde se encontraba cuando le sorprendió la catástrofe.

Había caminado durante un día entero para llegar hasta la zona sur, la zona más afectada por el terremoto, y por ende, donde vivía junto a su hija y su cuñada, también viuda. Donde se hallaba su casa encontró en su lugar una abigarrada montaña de escombros. El llanto y la desesperación inundaron su alma; destrozó sus ya maltrechos huesos retirando escombros con la intención de encontrar a su hijita. Tras horas cavando, pudo vislumbrar en la oscuridad del atardecer, el lacito rosa con que, en la mañana del terremoto, su cuñada había trenzado el pelo de Mary. Pidió ayuda desesperadamente, no la recibió.

Los supervivientes de la capital deambulaban por sus calles en busca de sus familiares desaparecidos, enterrando donde podían a sus muertos o tratando de abordar las ruinas de supermercados para hacerse con un cartón de leche o encontrar entre los escombros algo que llevarse a la boca. La angustia había llevado a algunos a formar murallas con cadáveres con el fin de bloquear las calles en una suerte de protesta desesperada por la lentitud de la llegada de las ayudas. Y es que, uno podía recorrer las calles de la ciudad destruida durante horas sin encontrarse ni un rastro de ayuda internacional.

Como pudo, Antoine sacó el cuerpo destrozado y sin vida de Mary de debajo de los cascotes y lo apoyó encima de un viejo tablazón que pensaba utilizar como camilla, tapo su cuerpo con lo que parecía una sabana raída y se dispuso a continuar con su desesperada búsqueda; su intención ahora, era la de encontrar, algo de lo que ya estaba seguro, el cadáver de su cuñada Viviane.

Cuando los primeros rayos de sol se dejaron ver a través del humo y la bruma, Antoine perdió toda esperanza de encontrar a Viviane, se desplomó sobre la tierra, y sin dejar de llorar, formuló una plegaria en honor de su cuñada. Tomó la improvisada camilla donde se encontraba el cuerpo de Mary y se dispuso a darle sepultura. Era ya mediodía cuando Antoine llegó al cementerio Carrefour Academie, en el acomodado barrio de Petion Ville; cuando el sol ya estaba en todo lo alto y el olor a descomposición lo inundaba todo. Había caminado durante horas arrastrando el cadáver de su hija con la intención de enterrarla con sus propias manos. Llevaba un palo grueso y había colocado dos ramitas de hierba buena en los orificios de la nariz de Mary. Los sepultureros le cerraron el paso. Le dicen que tendrá que pagar unos centavos o tirar a su hija en una de las muchas fosas comunes de la ciudad.

A Antoine le pudo la rabia, enseñó su palo agitándolo en señal de lo que puede llegar a hacer un hombre desesperado. Uno de los sepultureros se abalanzó sobre él y este le respondió con un contundente garrotazo que inmediatamente hizo brotar la sangre a borbotones de la cabeza del iracundo sepulturero. El resto atemorizados se apartaron del camino de Antoine que finalmente consiguió entrar en el camposanto con su hija muerta.

De camino a un trozo de tierra libre pasó junto a un grupo de cadáveres que se descomponían al sol y a los que nadie se había preocupado de enterrar. El olor a muerte y el calor asfixiante le hacían dar arcadas. Creyó ver, a uno de los cuerpos retorciéndose entre la putrefacta carne de sus compañeros, detuvo su marcha, alzó su cabeza y tras asegurarse de que el supuesto movimiento solo había sido una maldita broma de las sombras que proyecta el sol en su cenit, continuó su camino… tras unos metros, se giró para mirar de nuevo. Antoine se perdió llorando por un paisaje dantesco.

De regreso Antoine se estancó frente de la pila de cadáveres, haciendo un esfuerzo sobrehumano para soportar el terrible hedor, se acercó para observar mejor y ahora si pudo distinguir un suave balanceo debajo del brazo de uno de los cuerpos. Rápidamente aparto el cuerpo sin vida que cubría lo que él creía pudiese ser un superviviente, cuál fue su sorpresa cuando descubrió un pequeño cachorrito de pequinés, probablemente propiedad de algún potentado de la zona residencial cercana al cementerio. El perrito estaba muy débil y profundamente aturdido y asustado. Antoine lo cogió entre sus brazos, lo miró con ternura y se alejó del lugar camino de la zona sur.

Sara realiza las preguntas de rigor a Antoine: -“¿Dónde le sorprendió el terremoto?, ¿Perdió a algún familiar?, ¿Cuál es su nombre?” Este responde amablemente al caro artefacto electrónico de Sara, pero luego, cuando ve que eso era todo, pregunta con un tono incipiente de rabia y desesperación: - “¿Eso es todo?, ¿Solo quería hablar? ¿Cuándo vendrá alguien que no solo quiera hablar y nos traiga un poco de ayuda?” Sara entre sorprendida y asustada saca de su mochila una barrita energética y se la ofrece a Antoine. En ese instante Antoine rompe a llorar y roto de dolor le dice a la periodista: “No tengo hambre, hoy desayuné cachorrito… me comí al cachorrito, me comí al cachorrito…” Y se abraza a los pies de Sara como un niño asustado.

martes, 5 de enero de 2010

AMIGOS.


Entonces nos encontraremos otra vez después de varios años
Varios años siguiendo adelante tras las ausencias,
Movimientos alrededor de nosotros gastarán las memorias,
Tiempo que pasaremos persiguiendo las sombras de otros.

El invierno y la primavera, el verano y la caída
Como surfistas de viento que cruzan el espacio
Surge ese barco detrás y parece revolver las murallas
De anécdotas, mujeres, alcohol y camaradería

Tú estás encima del dedo del pie de alguna chica al bailar.
Yo camino por la platea de la incertidumbre en la línea del coro.
El río y el mar, recogiendo la sal. Por el aire aparece una nube.
Donde se nos ve más jóvenes, donde reímos sin parar.